
El liderazgo educativo es uno de los pilares fundamentales para la generación de personas y sociedades sanas, productivas y competitivas. Sin embargo, muchas veces se entiende incorrectamente y se ejerce en el aula con órdenes, obligaciones y castigos, con los que se pretende una actitud de obediencia en el alumnado y que lo que termina es generando miedo, odio, tensión, ansiedad, frustración, resentimiento, entre otras.
Según la Dra. Inmaculada Martínez García del módulo de “Liderazgo y habilidades directivas” del Máster en Educación con mención en Liderazgo Educativo impartido en Chile por la Universidad de Cádiz en conjunto con Fundación Fucid, el trabajo del docente dentro del aula y dentro del centro educativo, es un trabajo en equipo en el que la cohesión es fundamental para lograr objetivos, considerando el papel esencial del docente, como líder del equipo y como modelo de referencia para los alumnos.
“El docente es un líder positivo que despierta sentimientos de respeto, compasión, agradecimiento y libertad. Un docente que ejerce bien su liderazgo comunica, motiva y moviliza, generando convicción e implicación entre los estudiantes”, resaltó la experta.
Martínez detalla que cuando los alumnos se sienten obligados a realizar algo o no sienten implicación por lo que hacen, el aprendizaje difícilmente puede ser significativo. “Un docente entiende y ejerce positivamente su liderazgo, encauza las emociones del grupo en una dirección y moviliza lo mejor de sus alumnos, quienes estarán dispuestos a lograr los objetivos comunes”, insiste.
El liderazgo docente exige la participación y generación de una dinámica justa y comprometida dentro del aula de clases. Según explica la docente, cuando se genera esta dinámica el estudiante será capaz de reconocer en el docente por un lado autoridad, y por otro, ciencia y pedagogía en su trabajo.
“El líder educativo involucra a todos los actores de la comunidad educativa en pleno, como parte de la cultura organizacional de la institución en la ejecución de acciones y aptitudes siempre orientadas a la calidad. Un docente con un estilo de liderazgo efectivo es consciente de sus propias emociones y de las de sus alumnos, regulando el clima emocional del aula”, finalizó la experta.